Efectivamente, el intento fue bueno. Pusimos mucho empeño e incluso rebasamos la frontera que hay entre la seguridad y el peligro. Pero... nos quedamos en eso, en el intento. Y digo "buen" intento, porque a pesar de no poder llegar a hacer cima (por escasos 100 mts.), el recorrido mereció la pena. La variedad del paisaje, espectacular. Una pena que el intenso frío, no ayudase mucho a la toma de fotografías, el reportaje sea un poco "rácano" y no haga justicia a lo que realmente disfrutaron nuestros ojos. Aún así, me atrevo a mostrarlo, conociendo vuestra generosidad con las críticas. La relativa cercanía (poco más de 1/2 hora de coche desde casa), hace que la frustración tampoco sea exagerada. Como solemos decir a menudo, la montaña seguirá ahí y como ya titulé un reportaje anterior (en aquella ocasión a Porracolina), Peña Lusa... ¡volveré!
Un dibujillo de la zona:
La distancia y el relieve... ¡que tampoco está tan mal, para ser un "fracaso"!
El lugar, tampoco es "cualquier cosa":
Esta ruta, como otras muchas, tiene varios puntos opcionales desde donde comenzarla. Puede que este sea uno de los menos habituales. En esta ocasión, preferimos hacerlo desde aquí, desde los Collados del Asón y más concretamente, siguiendo un buen tramo del "Sendero de Hondojón". Desde que comenzamos a caminar, ya vamos dejando atrás, una buena vista del "Mazo Grande":
Todo este verdor está en su ladera, lugar donde podríamos decir que empieza el bonito Valle de Soba:
Guapa yegüa. En realidad está disfrutando de lo mismo que buscamos nosotros. Libertad por el monte:
Y aunque parezca mentira, cumplen labores beneficiosas para los senderistas y montañeros. En este caso contribuyendo a la creación de "jitos". Más natural, imposible. (Perdón...).
El "portal" nº 90... ¿recordáis? Esta vez sin niebla.
Está deshabitada, pero a veces pienso que sería el lugar ideal para vivir. Los jardines de los alrededores, son paradisíacos.
(Sin comentarios).
Aproximadamente por esa zona, dejamos el PR del "Sendero de Hondojón" , nos desviamos a la izquierda y subimos por esta preciosa pista:
Esto vamos dejando abajo:
Pronto vemos la zona hacia la que nos dirigimos y no nos gusta mucho lo que vemos.
El cambio de escenario que nos espera parece grande.
El terreno por el que nos aproximamos a la ladera es cómodo y bonito a la vez.
Pero ya empezamos a temernos lo peor. Si a 1200 m. nos encontramos esto, a 1575 que está la cima...
¡Con lo soleado y limpio que lo dejamos atrás! Al fondo, el Mortillano:
Las dificultades ya empezaron aquí, para superar este resalte:
Una vez por encima de esa grieta, no había tanta nieve acumulada y todavía teníamos esperanzas.
Las vistas hacia la Colina de
Soba eran espectaculares:
Aquí se aprecia mejor, mi colina favorita:
Vista otra vez al frente, seguimos subiendo y recordáis que hace un momento decía que si a 1200 m. había aquello... ¿que habría a 1500 y pico? No lo llegamos a saber, porque a 1463 (cien metros para la cima)... ¡había esto!:
(Tampoco entiendo por qué da la
impresión de ser casi llano, cuando la realidad es que era una pendiente
tremenda. Tendrá algo que ver con el enfoque de la cámara).
No llevábamos
raquetas ni nada que se le pareciera. Nos metíamos casi hasta la cintura y la
mojadura ya era importante. Por si eso fuera poco, durante todo el tiempo,
estaban metidas las nubes en la cima, con lo que no hubiéramos podido ver nada.
Así que se impuso la cordura y... ¡media vuelta! A disfrutar del bosque, que
tampoco está mal.
A pesar de todo, dediqué un ratillo a hacer una de mis pésimas panorámicas. No se parece mucho a lo que veían mis ojos, pero bueno, ahí va:
Se pueden ver cosas curiosas y algunas casi espectaculares:
"Decidimos", bueno... decidió Aurelio, esta vez mi compañero y guía, buen conocedor de la montaña (en más de una ocasión ha dejado "ruborizado y en ridículo" a mi pobre gps), decía, que decidió hacer un circuito en dirección a la carretera del puerto de La Sía para volver al coche después de unos kms. de carretera. Dicho sea de paso, yo prefiero la nieve.
No íbamos solos:
Una pequeña muestra de la cantidad de agua caída en los últimos días:
Atrás habíamos dejado esto:
En todas partes hay alguna oveja negra.
Al fondo los dos Mazos: el Grande y el Chico:
También desde la carretera, pudimos ver el bonito lugar donde nace el río Gándara, el más importante afluente del Asón:
Y cierro este reportaje, que destila un cierto sabor agridulce, de la misma forma que lo empecé. Con una perspectiva ligeramente diferente del Mazo Grande:
Hasta la próxima.
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