lunes, 20 de junio de 2016

LA CIMA MÁS DIFÍCIL DE MI VIDA...¡SUPERADA!




Después de siete meses sin hacer ninguna actividad montañera y con la inminente "amenaza" de la posibilidad de que esta fuera la última, me entraron las prisas por hacer algo, como si de una despedida se tratara. Así que, a pesar de las bajas de mis compañeros habituales, Pedro y Jesús (se nos podría llamar sin dudar, "Grupo de montaña LOS PUPAS"), conversación precipitada con otro amigo aficionado a la montaña y fácilmente nos ponemos de acuerdo para hacer una salida.
No necesito mucho tiempo para decidir que el lugar será en la Sierra del Cuera, por varias razones. Esa falta de actividad que decía al principio, me inclina a elegir un lugar donde los desniveles no sean tan exigentes como lo son, por ejemplo, en los Picos de Europa (lugar habitual de muchas de mis salidas). Otra razón importante, fue que mi compañero de fatigas para la ocasión, no conocía nada de esta más que interesante cadena montañosa del oriente asturiano.
Decidimos que será el primer día en el que la previsión meteorológica sea favorable y llegado el momento, nos ponemos en marcha.
Lo hacemos desde Alevia, bonito pueblo cercano a la localidad asturiana de Panes

A la entrada del pueblo está su iglesia, lugar donde dejamos el coche y empezamos a caminar:













Una vez dentro del pueblo, nos encontramos con esta antigua bolera:












Al principio, transitamos por una amplia pista, hormigonada en algunos tramos, pues el desnivel así lo aconseja. (Partimos de trescientos y pico metros de altitud y en no mucha distancia, nos ponemos a algo más de 600)
Una vez cogida cierta altura, tenemos esta bonita vista del pueblo de donde acabamos de partir:












Después de unos cuantos metros de ascensión, nos encontramos con el pico Llueres, al que bordeamos por su cara Este, al no tratarse de nuestro objetivo de hoy:












Una vez a esos seiscientos y pico metros de altitud, nos empezamos a encontrar con las primeras majadas de las innumerables que veremos a lo largo de la ruta:


































Las vistas hacia la costa, también se abrieron ante nuestros ojos:












Una cierta bruma, impedía que las condiciones fueran las ideales para hacer buenas fotografías del paisaje:












Y tras algo más de una hora de caminar, llegamos al lugar donde se encuentran los vestigios de las abandonadas minas del Pilar.
De ellas se extraían hierro y manganeso y cesaron su producción en el año 1876



































































La ruta está bastante bien señalizada:












Esta es la primera visión que tenemos de los "cercanos" Picos de Europa y más concretamente, del más representativo de los mismos:












La presencia de ganado, es frecuente por aquellos lares:



































































Ese si es uno de nuestro objetivos de la jornada:












Cada vez más impresionante el "Urriellu".












Ahora pondré un buen lote de recuerdos, sin comentarios:















































































































No estoy muy seguro, pero creo que el pueblo del fondo podría ser Arenas de Cabrales:












La Pica de Peñamellera se nos muestra imponente en la cercanía:












Vistas hacia la costa llanisca:












Este grupo de caballos nos ha tomado la delantera y han hecho cima antes que nosotros:


































Aquí habría que aclarar, que no hay unanimidad en la opinión de cual es realmente la cumbre del pico el Paisano.
Al parecer, los lugareños dicen que es donde está la ermita de San Antonio (en la foto), pero los mapas la sitúan en esta en la que nos encontramos ahora y que según mi gps (826 m.) es unos 20 metros más alta que donde se encuentra la ermita: 












Yo me inclino (que me perdonen los lugareños), que la auténtica cima es esta:












Y por tanto y para no perder la costumbre, dejamos constancia de haber estado allí.
Amadeo, con expresión de fatiga, pero también de satisfacción:












Y yo mismo, también con buenas sensaciones y el "Picu" al fondo:












La riqueza de los pastos ayuda a que la diversidad y abundancia del ganado sea generosa:













































Llegando a la "2ª cima":























Curioso asiento junto a la pared de la ermita:












Placa en recuerdo a los emigrantes del lugar:












Ermita de San Antonio, donde se celebra una romería anual y algunos detalles del interior de la misma:
























































Por si la cima oficial fuese esta, también nos "retratamos" aquí:























Y ahora, después de reponer fuerzas, aunque no por el mismo sitio, a deshacer lo andado:
























































De aquel alto venimos:












Las vistas siguen siendo espectaculares:
























No solo nosotros reponemos fuerzas:























Desde este lugar, conocido como "La Escala", por algún antiguo sistema de poleas, enviaban el mineral para su lavado hasta el cercano río Cares:
















































Cara y c...ulo:
























"¿Hay alguien en casa?"












Y después de una larga y entretenida bajada por un semi-abandonado, pero bonito sendero, regresamos a Alevia, donde a su paso, me quedan las fuerzas justas para sacar las últimas fotos de algunos detalles de dicho pueblo: 




























































Pasadas algo más de seis horas de disfrute, volvemos al lugar de partida, con la curiosa anécdota de haber visto solamente dos seres humanos en todo ese tiempo, más llamativo si tenemos en cuenta que cruzamos el pueblo por dos veces, de punta a punta.












Se me estaba olvidando poner los acostumbrados detalles del perfil de la ruta. Aquí los dejo:
























Todos mis recorridos por la Sierra del Cuera (que han sido varios), me han dejado recuerdos intensos. Y esta vez, no iba a ser menos. Además de los propios de una ruta con extraordinarias vistas y buena camaradería con Amadeo, mi "improvisado" acompañante de hoy (y espero que futuro compañero en otras muchas), me dejó también un "recuerdo" negativo. Tal que así, dejó esta parte de mi cuerpo (y otras muchas) una araña del lugar, seguramente muy ofendida por nuestra intromisión en sus privilegiados dominios. Hasta el punto de hacerme temer por el desarrollo de la segunda parte de esta "historia":


Afortunadamente, no fue así.












Si alguien ha llegado hasta este punto leyendo, cosa que dudo, se estará preguntando a que viene un título tan "rimbombante" para una actividad tan modesta. "¿Una altitud máxima de 826 msnm. es la cima más complicada de este tipo?" "¿Que clase de montañero es este?"
Quizás sea el momento de decir el principal motivo de la "urgencia" en hacer la ruta y de justificar el título de este reportaje.
La semana se presentaba complicada. De menos a más. Lunes..."despedida" de la montaña. Martes..."despedida" con los compañeros de mi otro hobby, con un recorrido de golf. Miércoles...consulta médica en el HUMV. (Hospital Universitario Marqués de Valdecilla). Jueves...ingreso hospitalario. VIERNES...OPERACIÓN DE CÁNCER DE COLON. Sábado..."los cirujanos dirán"...
A esa es a la cima que en realidad me refería. Y como de cualquier otra, "si no foto, no cima", aquí pongo esta:


Tal vez me precipité al decir "SUPERADA". (Ha pasado poco más de una semana), pero todo apunta al optimismo. Me han dicho que en un mes, otra vez jugando al golf y por supuesto, a seguir disfrutando de la montaña. Lo siento por quienes me lean, que tendrán que seguir soportando "chapas" como esta. ¡Eso espero!

Estoy completamente seguro, que esto no llegará a ningún interesado y serán palabras que lleve el viento, pero no quiero terminar este "reportajillo" sin decir que estaré eternamente agradecido al extraordinario trato y cuidados de todo el personal médico, de enfermería, celadores y demás servicios del ejemplar HOSPITAL que tenemos la suerte de "disfrutar" y que para nosotros siempre fue y será VALDECILLA.
Gracias, muy especialmente a la Dra. Carmen Cagigas Fdez. y su equipo, en cuyas manos estuvo seguramente una parte importante de mi vida. ¡GRACIAS!



Hasta la próxima.