martes, 10 de octubre de 2017

PEÑA CASTIL y la Cueva de Hielo. ¡¡Menudo "asco"!!




No se si este será mi último reportaje de montaña, espero que no, pero si esta duda me la hubiera planteado en los últimos kilómetros de esta ruta, hubiera asegurado que sí, tal fue la dificultad y dureza de la misma. ¡Como para aborrecer la montaña! Dejando claro, que esa dureza va, lógicamente, en consonancia con las facultades físicas de cada uno y las mías, ya en declive desde hace..."algún tiempo", me recuerdan en cada salida que ya no están para estos trotes.
Estoy haciendo memoria, no es muy difícil, pues mi afición tardía se remonta a solo unos 10 años atrás, y solo recuerdo otra ruta comparable. En aquella ocasión, al Llambrión desde Cordiñanes. Unas 14 horas de patear por terrenos complicados y casi tres horas caminando de noche para llegar al coche. 

Pongo un detalle del relieve y la distancia, si bien esta última, no es significativa, pues todos sabemos que depende de la clase de terreno por la que se haga. Os aseguro que más de 10 kms. por terreno de Picos de Europa, puede ser un auténtico infierno. Más de 20, como en este caso...¡ni os cuento!












Y un vulgar plano de la situación:












Iniciamos el recorrido desde el collado de Pandébano:












Aprovecho para decir que yo tenía dudas sobre si estaría restringida la subida de vehículos hasta allí, pero de momento, se puede hacer sin problema aparente.
Al fondo, Sotres:












Al poco rato de empezar a caminar, las vistas ya nos hacen intuir el espectáculo que nos espera:












Amadeo intentando hacer buenas migas con este ternero que tiene la suerte de vivir en un lugar tan privilegiado:












La majada de la Terenosa. Lugar habitual de subida a la vega de Urriellu y al famoso "Picu" del mismo nombre. Nosotros, en esta ocasión, no subiremos por ahí:












Un par de vistazos atrás:























De lo que nos espera hacia adelante, esto es solo el principio:













Yo creo que por eso miramos atrás con frecuencia:













Lo que tenemos por delante nos da miedo. No tanto como a la luna, pero...¡subir y subir!


































Un mínimo descanso al llegar a la majada de las Moñas:


































Si miramos a nuestra derecha, vemos los mismos que veíamos a la altura de la Terenosa, pero ahora asoma una tercera "mole" que ya muchos de vosotros sabréis de quien se trata. Sí, es el "Jefe":












Si miramos hacia atrás una vez más, aunque la foto no es muy buena, se puede adivinar la inverosímil ubicación del pueblo de Bulnes:












Ahora ya se puede ver un poco más del que será el auténtico protagonista de la jornada y que espero me sepáis disculpar si me paso poniendo fotos del mismo. La ocasión lo merece y prometo que he desechado un montón, para no abusar:


(Ahora que hablo de fotos y dando un repaso al reportaje, veo que me he pasado con el contraste de las mismas. No se notaba así a la hora de "revelarlas". Lo siento).

































Pero nuestro objetivo es otro y todavía nos queda bastante de subida. Desde aquí, no parece tanto, pero...¡ya ya!:














Una ojeada a la izquierda y la vista del macizo oriental, ya es espectacular:












Pero todavía nos quedan muchas piedras que pisar:























Y más o menos en este punto, comienzan a abandonarme las fuerzas y el pesimismo se apodera de mi. El tremendo desnivel, el calor y sobre todo, el excesivo peso de la mochila (con idea de entrar a la cueva de hielo llevaba crampones y demás artillería), hicieron mella en mi. Pero entonces, tomó protagonismo la "segunda unidad de la expedición". Amadeo, que tampoco es que fuera muy sobrado, me convenció de que una vez allí, había que intentarlo y sobre todo, me hizo sacar fuerzas de donde no tenía, ofreciéndose a subirme él la mochila, con lo que me demostró ser un gran compañero. Hicimos un alto para comer algo y descansar. Pensando que para ir a la cueva de hielo, teníamos que volver a bajar por allí, dejé a un lado la mochila y cargando solo con los bastones y la cámara de fotos, decidimos continuar. ¡Ah! y mi bebida, me la llevó él en su mochila. ¡Gracias, "compi"!
Así, poquito a poco, con las fuerzas justas, hasta el punto de no hacer ni una foto más en la subida, conseguimos llegar a la cima...























...y disfrutar de la brutalidad del paisaje:












Lo celebramos como el lugar se merecía.
Amadeo, pletórico:













...y lo que quedaba de mi:












Una lástima que mis panorámicas no sean capaces de trasladar una buena parte de la realidad de lo que veían nuestros ojos.
En esta, se puede ver el macizo Oriental y una pequeña parte del Central. En la parte derecha, asoma Peña Vieja:


Pinchar en el enlace para ver más grande: https://goo.gl/vpo5t1











Y en esta...¡sin comentarios!:


(Aquí, Peña Vieja se ha cambiado de banda).

Pinchar en el enlace para ver más grande: https://goo.gl/8Dv68n










La verdad es que el buzón, a pesar de la altitud, no está "a la altura":











Compartimos un buen rato la cima con las habituales grajillas...












...y volando hacia abajo:













Amadeo bajaba tan contento que hasta me dedicó uno de sus habituales "mannequin challenge": 











Vimos bastantes rebecos, pero pocas veces se pusieron "a tiro":













Y ahora, una vez conseguido el objetivo, faltaba la segunda parte y que para mi, casi era el aliciente mayor de nuestra ruta de hoy. La escondida Cueva de Hielo. Llevábamos buena reseña, con lo que tampoco nos fue especialmente difícil dar con ella.
Aquí se intuye lo que podría ser la entrada:












Efectivamente, lo era:













El acceso hasta la parte baja, donde comienza el hielo, es complicado de bajar. Muy pendiente y con mucha piedra descompuesta.
Pero el peligro real, al parecer, nos espera en la parte baja:













































No es algo que me guste hacer, saltarme las prohibiciones, pero después de haber cargado todo el día con los crampones, no me pude resistir a ponerlos y con la precaución debida, explorar un poco el interior. Nunca mejor dicho un poco. He visto algún vídeo del interior, en los que se aprecian algunas galerías, incluso creo que tiene otra salida por otra parte. Pero en algunos sitios se veía el hielo bastante derretido y el agua por debajo. A pesar de mis, cada vez más mermadas facultades, todavía aprecio mucho la vida, así que, unos vistazos a las zonas más accesibles y para afuera:

























































Ahí, justo donde empieza el hielo, se puede ver a Amadeo (no llevaba crampones y se quedó de vigilante), y da una idea bastante aproximada del tamaño de la entrada y de la dificultad del acceso: 


Y ahora es cuando tengo que decir, que estoy totalmente convencido de que lo del famoso cambio climático es una realidad. Y también, confesar que tal vez por eso, la famosa cueva ha sido para mi una decepción grande. Puede que la época del año también tenga su importancia, pero cualquiera puede ver vídeos de hace 8-10 años y era realmente espectacular. Estalactitas y cascadas de hielo "por todas las esquinas". En fin... 











Volvemos sobre nuestros pasos hasta la vega de Camburero y es la hora de decidir si regresamos a Pandébano por donde subimos (Cabezo de los Tortorios) o hacer una circular a la vega de Urriellu y bajar a Pandébano por "la normal". Aún a sabiendas de que alargábamos bastante el recorrido y ya no teníamos muchas horas de luz, a los dos nos apetecía más hacerlo en circular. Así que, como valientes sí que somos y un poco inconscientes también...¡nos equivocamos gravemente!

A mi me daba un poco de miedo ese tramo hasta Urriellu, por desconocimiento. Y mis temores eran fundados. Ajenos a lo que nos esperaba, todavía nos entretuvimos en hacer alguna foto a los rebecos en la distancia:












Y por esas sendas que vemos marcadas al frente, nos metimos en el "infierno":












Aquí, Amadeo da la impresión de bajar volando. No nos hubiera venido mal haber tenido esa "habilidad":













Desde aquí parece bastante fácil lo que nos queda hasta llegar al "Picu": 























Todos orgullosos, nos hacemos unas fotos con "Urriellu" de fondo. (Naranjo de Bulnes, para los más clásicos):























Pero ya desde aquí, nos dimos cuenta del berenjenal en el que nos habíamos metido. La única salida posible, era BAJAR al Jou de Carnizoso y volver a SUBIR, más o menos por donde indica la línea de puntos, hasta prácticamente la base del Urriellu:













Con todo lo que ya traíamos en las piernas, incluso este pequeño destrepe se nos antojaba complicado: 











Una clara prueba de que aquí estábamos pagando caro nuestro error:












Ya casi lo tenemos:












Pero eso no es todo, ¡claro!
Desde la base de esa cara sureste, hay que volver a bajar hasta la zona del refugio por la canal de la Celada. Y allí, nos cogió la noche. Confieso que pocas veces he tenido aquella sensación de tenerle asco a la montaña. Cerca de tres horas con el frontal por el incómodo sendero de bajada hasta Pandébano. ¿Os parece poco justificada esa sensación? 
Otras dos horas largas de coche hasta casa y sí, tal vez para las dos y pico o las tres de la madrugada ya pueda estar en la cama, bañado, descansando y seguramente quedándome dormido sin poder apartar de mi imaginación, semejante panorama:












Han pasado unos días y aquella sensación de asco, por supuesto, ha desaparecido. Y sobre lo que decía al principio, de si este sería mi último reportaje aquí, tampoco lo creo. Es cierto que mis facultades son cada vez menores, pero mientras me quede un mínimo aliento, me agarraré a LAS MONTAÑAS, así:


rrr28




Hasta la próxima.