domingo, 16 de septiembre de 2018

A TRESVISO POR EL CANAL. Lo mejor para "colgar las botas".




Aunque es un pensamiento que ronda mi cabeza (cada vez con más frecuencia), el título de este modesto reportaje no significa que esta sea mi última salida montañera. Al menos...¡eso espero! De todas formas, aunque por diversos motivos, algo más de cinco meses desde la anterior "aventura", me hacen pensar que ese final está próximo. Es cierto (como se podrá ver al final), que las botas tienen un protagonismo importante en esta ruta, pero el título tiene más que ver con uno de los primeros detalles que llamó nuestra atención al empezar a caminar desde la localidad cántabra de Urdón.
Lo hicimos desde la proximidad de este local y en realidad este fue el primer motivo merecedor de una foto, por su llamativo colorido:













Nada más empezar a caminar nos encontramos con la central eléctrica:













Y aquí uno de los motivos principales del porqué del título del reportaje. Estaban colgadas del tendido eléctrico y a más altura de la que pueda dar la impresión en la fotografía:













Puente sobre el río y una vista del mismo:
























Pronto dejamos el camino "normal" para subir a Tresviso y nos desviamos a la izquierda. En algunos puntos está señalizada la ruta con puntos rojos, pero son más bien escasos:













Al principio, el desnivel a salvar es grande y pronto dejamos bastante abajo el camino por el que veníamos:













Si levantamos la cabeza nos damos cuenta del imponente paisaje que nos rodea:




































Espectacular la tubería que baja de la parte alta del canal hacia la central:









































































Y hacia adelante una pequeña muestra de lo que nos esperaba:
























Amadeo, abriendo camino por parajes increíbles:
























































































































Después de una fuerte subida prácticamente sin descanso, llegamos a la altura del "famoso" canal de Reñinuevo. No había puesto su nombre en el título para no alargarlo demasiado:
























En varias ocasiones tuvimos que pasar por tramos similares a este (e incluso peores), donde había que poner mucha atención en donde se pisaba, pues el patio era enorme durante casi todo el recorrido:












Afortunadamente, también había bastantes tramos en los que se podía seguir el curso del canal, lo que suponía un alivio que se agradecía:













A falta de cima, aprovechamos uno de los pocos momentos de reposo para hacer un posado:














También aprovecho para decir que era una ruta de mis "PENDIENTES" más ilustres, a la que tenía muchas ganas y que siempre iba postergando, confieso que la mayoría de las veces por temor. Unas veces por miedo a la cantidad de agua que baja por el canal, lo que dificulta el paso en algunos sitios en temporada de lluvias y otras por el riesgo evidente en algunos pasos y del que ya era conocedor por otros reportajes publicados anteriormente.






















Aproximadamente en el centro de la foto, se puede apreciar la subida más habitual para llegar a Tresviso desde Urdón:













Restos de un antiguo transformador eléctrico:












Ya tenemos a la vista el que era uno de los pasos más preocupantes. Yo sabía de una recomendación de pasar de uno en uno, pues el estado de la pasarela podría no ser de la máxima confianza:
























Amadeo poniendo a prueba la resistencia del hormigón...¡como un valiente!
























Un vistazo atrás sobre el canal:












La realidad es que da la impresión de encontrarse en buen estado y en ningún momento tuvimos síntomas de desconfianza.





































Al final del paso, Amadeo parece respirar aliviado:












A seguir disfrutando con el paisaje:




































Como dije anteriormente, las señalizaciones son escasas y en algunos puntos tuvimos problemas de orientación, sobre todo en aquellas partes donde era imposible seguir el canal. Al ir casi continuamente pegados a enormes cortados de roca, al gps también "se le iba la olla" de vez en cuando.
































































































A pesar de ser uno de los días más calurosos del verano, tuvimos la gran suerte de caminar por la sombra durante casi todo el recorrido:













Y si nos queríamos refrescar, lo teníamos realmente sencillo:













Aquí aprovechamos esta pequeña cascadita natural para hacerlo:
























Sin palabras:
































































































Este es el punto donde "nace" el canal:













Y seguimos disfrutando (no sin esfuerzo) de la belleza brutal de la ruta:








































































Y...¡por fin! llegamos a la civilización:












Una pequeña parada para "repostar" en este lugar especialmente diseñado para ello...












...una "caña" en el único bar del pueblo...












...y continuamos el camino. 












El abandono de esta cancha nos hace suponer que hay poca juventud en el pueblo o la que hay no es muy deportista precisamente:












Un último vistazo atrás como despedida de Tresviso:













Mirada al frente y paso ligero, pues la noche nos acecha...una vez más:












El Vao de los Lobos, en el camino de Sotres al refugio de Ándara. La zona del Samelar y a la derecha el inconfundible Mancondiu:












En esta foto se puede apreciar el canal y por tanto la parte por la que hicimos la subida:












Y ahora tres buenas imágenes (y no me refiero a la calidad de las fotografías), de la impresionante bajada que nos espera:



































En realidad todo el camino de la ruta es una gozada para la vista. Uno de esos caminos que dejan huella, en un entorno salvaje. Como se suele decir ahora...¡brutal! Uno de esos lugares donde te queda la impresión de no haber disfrutado de tanto interés y tanta belleza como el entorno te ofrece. Una ruta digna de mostrar (aunque yo lo haga de una manera más bien "pobre"). Por parte de los estamentos correspondientes debería ser obligación de cuidar, de dar a conocer, de tal vez, señalizar algo mejor, de publicitar y enseñar al mundo un rincón tan especial, en lugar de tanta prohibición a la que somos tan aficionados en este país:





































































































































Ahora que lo pienso, es posible que sea lo que nos merecemos, incluso que sea insuficiente, pues hoy (y conste que no es algo habitual en mi), Amadeo y yo nos saltamos una tras otra, disfrutando más si cabe, por aquello de que lo prohibido es lo que más nos gusta.











Pero...¡ojo! Que nadie piense que es un paseo sencillo ni exento de riesgo. Creo que eso habrá quedado claro a lo largo del reportaje. Por si acaso no lo estaba, voy a poner final al mismo con unas pruebas que lo demuestran.
Así estaban mis botas...¡poco antes de llegar a Tresviso!:


Y también una prueba de que la calidad de mis botas dejaba bastante que desear.
Los que conozcan la zona sabrán los kilómetros de camino pedregoso que quedan para regresar a Urdón y que para mi fueron un auténtico suplicio. Seguramente por eso, del camino de vuelta ya no hice casi ninguna foto a pesar de que esa bajada es un espectáculo y un continuo disfrute para la vista. El "Balcón de Pilatos" es un extraordinario mirador de las maravillas que nos rodean en tan mágico lugar.











¡Ah! Y no solo fueron mis botas las víctimas de este "cómodo paseo". Uno de mis bastones también decidió retirarse aquí. Inmejorable lugar para hacerlo.
Ahora, ante esta ruina de salida (aunque mereció la pena) tengo que decidir si renuevo el material o aprovecho el momento para hacer lo mismo:



rrr28



Hasta la próxima.