El pasado viernes (día 11), emprendí, con gran ilusión, una de las rutas más pateadas de Picos. Por eso precisamente, sé que no voy a descubrir nada nuevo a nadie, pero para mí (tardíamente llegado a esta maravillosa afición), era la primera vez, tras un intento "abortado" por la nieve y el hielo hace unos meses.
Uno de los motivos principales de esa ilusión, era "publicar" aquí
un... cuando menos, trabajado reportaje. (Siempre soy bastante pesimista de lo
que voy a conseguir, pese a vuestras generosas críticas). Pero ya antes de
llegar a casa, decidí claramente, que sería imposible. Una vez "visionadas" las
fotos, con más motivo todavía. El lugar se merece otra cosa. <<Si publico esto,
me lo lanzarán a la papelera directamente>> me dije. Por si esto fuera poco,
acabo de... "admirar" un repor de "thesouthface" en los Alpes y me terminó de
hundir. ¿Que es entonces lo que me decide a "poner esto"? He pensado que como
en todas las publicaciones tiene que haber reportajes estupendos y... "noticias
basurilla" y sobre todo que es una lluviosa mañana de domingo con nada mejor que
hacer y así practico para futuras ocasiones.
Y después de todo este rollo,
voy al grano.
Como si se tratara de un reportaje serio, lo adorno con
todo lujo de detalles:
(Esto me hubiera gustado hacerlo sobre Compe, pero no
soy capaz).
A pesar de la altitud, la ruta se hace muy "llevadera".
Y las... "fotos", por llamarlas de alguna manera.
Como todos ya sabéis, los más cómodos salimos del collado de Pandébano.
Al empezar a subir, todavía pudimos ver algo, aunque ya nos temíamos lo peor, del cordal de Peña Maín.
Como si fuese un aviso, intentaron cortarnos el paso.
Pronto llegamos a la "zona residencial" de La Terenosa...
... donde pudimos admirar algunos "chalets" con los últimos avances tecnológicos.
Aquí, mis dos compañeros a pesar de los "jitos", a punto de perderse en la niebla:
Y ya que de hitos hablamos, era lo único que podíamos ver de vez en cuando. Hay algunos curiosos:
Llevábamos una buena parte del recorrido, sin ver nada y de pronto... ¿¡Que es esa mole!?:
Y poco más tarde, otra aparición:
El refugio:
Una vez ahí, sin detenernos, decidimos, muy animosos nosotros, coger la canal de La Celada y aproximarnos a su pared Sur a ver si con suerte a más altitud no había tanta niebla. Cuando estábamos llegando al collado... ¡increíble!
La niebla desaparecía por momentos.
Y lo que apareció ante nosotros... ¡IMPRESIONANTE!
(Aunque no sea
la "figura" a la que estamos acostumbrados a ver, sí, es el Naranjo de Bulnes,
por su cara... "fácil").
Y nunca mejor dicho. Todo lo que veíamos nos parecía alucinante. Todo el tiempo sin ver nada y de repente aquello. Es mucho más sorprendente que si llevas toda la ascensión viéndolo. Hasta lo más... "normalito" allí, nos parecía de otro mundo.
Nos hicimos las fotos de rigor.
A mi también me gusta "chupar" cámara.
Pero aquello fue una... "concesión divina", una recompensa a nuestro esfuerzo, que mereció y mucho, la pena, pero duró (como todo lo bueno), unos instantes. Allí mismo decidimos que también nos íbamos a recompensar nosotros mismos, pero ya con niebla otra vez.
Regresamos al refugio, donde ahora sí, entramos a tomar un café y donde tuvimos una agradable charla con un montañero vitoriano (Ricardo), a quien mandaría un saludo, pero como no espero que lea esto mucha gente, sería demasiada casualidad que lo leyera él precisamente.
Leyenda en la pared del refugio:
Y vuelta hacía abajo. ¿Encontraríamos el camino? Por falta de señales no ha de ser:
¿Será por aquí...?:
La llegada a la "civilización" nos dice que el camino es este:
Una salamandra en primer plano. (Lo siento, mis fotos no son como las de "Silver").
A pesar de las malas condiciones del día para andar de montaña... ¡no estábamos solos!
Hoy no puedo decir que
"espero que os haya gustado".
Hasta la próxima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario