viernes, 28 de noviembre de 2025

ARROYO DE RUCABAO. "Disfrutando del agua en la Vega de Pas".

 

A pesar del título del reportaje, las primeras fotos que voy a poner no pertenecen a dicha ruta.
Hace unas semanas hice una salida por otra zona, pero las pocas fotos que conseguí, no me parecieron suficientes para publicar. 
Las añado aquí ahora "de propina". 
Como todas en las que estado hasta ahora, con un bajísimo caudal de agua.

Estas tres primeras, del río Suscuaja, en Cayón. Concretamente de la cascada del Muro:


































Las dos fotos siguientes, de otra cascada muy próxima a la anterior, son del regato Crespas, que teóricamente aporta agua a la del Muro
De momento no aporta casi nada:























Y las dos últimas fotografías, con algo más de caudal, pertenecen a la cascada de Vijurdia, en el río Pisueña, en las proximidades de Selaya:























Y a partir de aquí,  comienza "lo serio" y lo que realmente se corresponde con el título de esta nueva aportación del "mundo acuático".
Tras unos días de lluvia, decido hacer una nueva salida y siguiendo un cierto orden geográfico, me encamino a la Vega de Pas, por el puerto de la Braguía. Una vez en el alto del puerto, no puedo evitar hacer una parada en el mirador y olvidar por un momento el río:
























































Pero mi objetivo se encontraba en el fondo de esa niebla, en el corazón de la Vega de Pas.  En esta ocasión no se trataba de buscar una cascada concreta, si no de seguir un recorrido por los márgenes del arroyo Rucabao, balizado y señalizado con el nombre de "Puentes de Rucabao".
Aunque no todas las fotos me dejaron satisfecho por completo, la verdad es que disfruté bastante del recorrido.
Una pequeña muestra:


































Este bonito puente imagino que será uno de los que hace mención el nombre de la ruta:






















Ya muy próximo a las estribaciones del macizo de
Castro Valnera, me encontré con la mayor de las cascadas del recorrido y sabiéndolo, me "cebé" con ella:














































































Pero dejando atrás la cascada, siempre encontraba motivos para meter el trípode dentro del agua y seguir haciendo fotos:


































Continué un buen tramo más arriba, pero viendo que el arroyo se dividía en varios afluentes pequeños, decidí dar la vuelta, más o menos en este punto. 
Se pueden ver mis bastones apoyados sobre el tronco de esta haya, para dar idea del porte de la misma:












En el camino de vuelta, por el mismo sitio, solo un par de detalles más:























Y en el regreso a casa,  durante la subida del puerto, hago otra parada, pues a pesar de lo bien que lo pasé en el río, la montaña me sigue "llamando".
Con estas dos imágenes, despido esta "entrega" de mi nueva afición, que puede que vaya "echando raíces": 















Solo me faltó decir,  que aunque la ruta no tiene desnivel importante, no es un recorrido "para peques", pues en muchos puntos hay que cruzar el arroyo y los abundantes regatos que confluyen en él. Y también hay zonas bastante embarradas. Por supuesto que yo llevaba botas de pesca, hasta la cintura (con cadenas) pues para hacer las fotos de las cascadas, en la mayoría de los casos me tengo que meter dentro del agua. Pero a pesar de esos inconvenientes, no tengo ninguna duda de que ha sido el recorrido que más me ha gustado desde que he comenzado estas andanzas en busca de cascadas y saltos de agua.

(Tampoco quiero olvidar que en la casi totalidad de mis salidas en busca de cascadas, me "apoyo" en el libro de Carlos Lamoile del que ya hice referencia alguna vez en anteriores reportajes. Una vez más:  EL RUMOR DEL AGUA. (121 Cascadas y saltos de agua de Cantabria y las Merindades).



Hasta la próxima.










martes, 4 de noviembre de 2025

CASCADAS DEL CINCA Y DE LA LARRI. "Inolvidable".

 

Una vez más (y no me canso), con la esperanza de reencontrarme de nuevo con el colorido otoñal del Parque Natural de ORDESA y a pesar de haber estado recientemente con Ricardo, vuelvo a mi cada vez más admirado Pirineo aragonés, esta vez "en familia".
Teniendo en cuenta mi actual afición a fotografiar cascadas y habiendo estado hace pocos días por las Gradas de Soaso, decido conocer un sitio del que tengo buenas referencias y que no es otro que el del título de este reportaje.
Y aunque el colorido otoñal ya es escaso y las cascadas estaban escasas de caudal, en absoluto me arrepiento de la decisión pues la belleza del lugar es impresionante. Imagino como tiene que ser cuando las condiciones sean las ideales. No descarto volver algún día.

El punto de partida, la Pradera de Pineta
En la primera foto ya se puede apreciar que la mayor parte de la hoja está en el suelo:












Al principio por una cómoda pista que va cogiendo altura poco a poco y donde aún se pueden ver detalles llamativos:



































































El primer "contacto" con el agua es en este punto:












Todavía quedaba un buen trecho y un buen desnivel para llegar al primer gran objetivo, que era la cascada del Cinca y que da nombre al río que imagino tiene allí su nacimiento:
























































Abajo vamos dejando el valle de Pineta
Haciendo un poco de zoom en esta foto se podría ver el aparcamiento desde el que hemos comenzado el recorrido:























A pesar de la escasez de agua, impresiona lo que vemos:

























































Intentando aprovechar lo poco que va quedando del otoño y que tan fotogénico es:


































Después de disfrutar un buen rato de tan espectacular rincón, faldeamos la montaña por una faja, de la que no recuerdo el nombre, para acceder a los
Llanos de La Larri.
El camino tiene tramos incómodos de "sube y baja" y este paso que da la impresión de ser complicado y que no lo es en absoluto. Está equipado con una cadena en la que ni siquiera es necesario ayudarse para pasar:












Exactamente en ese punto (como anécdota) nos cruzamos con una chica acompañada por un perro, con la que intercambiamos información del recorrido. Ella venía de los Llanos de La Larri y nos dijo que era tan bonito que había estado todo el rato llorando. Eso hizo que nuestras ya altas expectativas fueran en aumento:


































No sé si tanto como para llorar, pero es verdad que en aquella altitud es un lugar que sorprende por su llanura, por la sensación de tranquilidad y por toda la belleza que lo rodea hacia cualquier parte hacia la que mires:




































































Nos pareció un buen sitio para posar:














































Todavía faltaba el rincón del fondo que era al que yo estaba deseando llegar, aunque ya desde lejos pude ver que era muy poca la cantidad de agua que nos encontraríamos:




































































































Sin llorar pero con un fuerte sentimiento de admiración, abandonamos tan encantador lugar, dejando algunas muestras más de detalles que llamaron mi atención:

























































































Y ya en continuo descenso cerramos la circular. Hay dos opciones. Una sería hacerlo por pista y otra sería hacerlo por el sendero de las cascadas. No hace falta que diga cual fue el elegido por mi:















































































































Y con una última foto que demuestra lo que dije sobre la escasa cantidad de agua, despido una experiencia de esas que quedan en el recuerdo para siempre. Sin gran dificultad, distancia cómoda (unos 14 kms. + -) y "para toda la familia":


Deseando ya volver a Pirineos...



...Hasta la próxima.