Travesía SOTRES-BULNES-PONCEBOS. "Con el rabo entre las patas".
Son las travesías un formato de ruta del que nunca fui partidario y es por eso que esta sería la primera en los años que llevo practicando senderismo o montaña. La ocasión se merecía un recorrido especial, que compensara la molestia de estar pendientes de taxis o tener que llevar dos coches, uno al principio y otro al final de la ruta. Aprovechando que Ricardo tenía unos días de vacaciones, decidimos tomar esta segunda opción. (Nos acompañaba también Amadeo). La idea era iniciar la marcha desde Sotres y terminar en Poncebos. Así que dejamos uno de los coches en esta última localidad y los tres juntos en el otro coche, nos acercamos hasta Sotres.
A la hora de programar la ruta en casa, me pareció que tanto despliegue era excesivo para una travesía tan sencilla (que no exenta de aliciente), así que decidí que una "visita" a la Peña Maín, que nos pillaba de camino, sería un complemento ideal para una excelente jornada montañera.
Con las primeras luces del día y las expectativas al máximo, nos ponemos en camino:
Pronto nos encontramos en los Invernales del Texu:
Por cierto, había un fuerte olor a cabra.
Cogemos altura y mirando atrás vemos otra vez los invernales por donde acabamos de pasar:
Los primeros metros de subida los hacemos por un atajo hasta este punto en que volvemos a salir a la pista que nos acerca a Pandébano.
Llama la atención esta curiosa portilla que...no cierra nada:
Un poco más adelante, en la Majada La Robre, nos desviamos bruscamente a la derecha para afrontar la empinada canal, aproximadamente en este punto:
La vista ya se nos va hacia la parte del Urriellu donde vemos asomar tímidamente el Neverón y los Picos Albos:
Los volvemos a ver desde nuestro primer descanso en la bonita Majada Soterraña a 1174 metros de altitud:
Una de las dudas que teníamos "a priori" para poder completar el recorrido con éxito, era si la presencia de nieve nos lo permitiría. Todavía la altitud no era demasiada y ya veíamos algún que otro nevero que nos hacía ser pesimistas. Este lo podíamos bordear sin dificultad:
Ricardo, disfrutando de las excepcionales vistas que nos ofrece tan privilegiado mirador:
Intentaré no ser demasiado cansino con las fotos hacia la parte del Urriellu (prometo que habré dejado en la carpeta más de veinte que no pondré), pero...¿quién se resiste a apretar el botoncito de la cámara ante la presencia de la montaña, posiblemente más fotografiada del país?
También es verdad que aquí, hacia cualquier parte que mires, el paisaje es igualmente atrayente:
Otra advertencia que tengo que hacer es que, como en mis últimas salidas, algunas de las fotos son de Ricardo, lo que hace que yo "chupe cámara" algo más de lo que suele ser habitual.
Al fondo, lo que creo que puede ser el primer objetivo de la jornada, que promete ser intensa:
Esta fotografía "artística" de Amadeo (salió así de casualidad) al "tran tran" y con un ligero retraso, me da pie para comentar algo que no quiero dejar en el tintero. Tiene la desgracia, mala suerte o no sé como llamarlo, de que se marea en los coches y la mañana para él ya comenzó pasando por un momento, que no le deseo a nadie y que es en lo que se suele terminar después de un fuerte mareo de ese tipo. Si a esto unimos que tenía un fuerte catarro, no puedo hacer más que admirar lo que fue capaz de hacer:
Otra "obra de arte", en este caso buscada. Por supuesto, esta es de Ricardo:
Las dos siguientes también:
Estamos convencidos de que algún nevero se nos cruzará por el camino:
Camino que, por otra parte, está muy bien señalizado:
Si podemos llegar arriba, la intención es hacer las dos cumbres más destacadas del lugar, que son Cabeza la Mesa (1596 m.) (Como siempre, son varios los nombres con los que se le conoce) y Peña Maín (1612 m.) (En el buzón figuran 1606).
Ya parecen estar cerca:
Algún vistazo atrás de vez en cuando era inevitable:
Incluso Sotres, a pesar de su altitud, parecía estar a nuestros pies:
Pero todavía no estaba hecho y prueba de ello es esta foto que dudé mucho si poner o no poner, pero al final decidí hacerlo pues tiene algo que ver con lo que pasará al final del reportaje y la prueba definitiva de la tremenda afición y lo "grande" que es Amadeo en la montaña.
Como las desgracias nunca viene solas, con el problema del mareo se le olvidó la bebida en el coche que dejamos en Poncebos. También la bota de vino, cosa que yo también padecí personalmente en mis carnes.
Tuvo que recurrir a esto:
🙏
Es por eso que este momento en el que da rienda suelta a su alegría, también para mí lo es:
Ricardo y yo igualmente satisfechos:
Pero esto solo era la cumbre secundaria. Unos metros más y...
...el curioso buzón de Peña Maín a nuestro alcance:
Desconozco la historia de este perro pero estoy de acuerdo con esta frase:
Posamos otra vez con satisfacción:
Momento para disfrutar y para poner un par de mis cutres panorámicas en las que "cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia":
Y un pequeño vídeo que hizo Ricardo con el teléfono:
Y eufóricos comenzamos el descenso por la ruta habitual. Se me olvidó decir que para evitar los neveros tuvimos que dar rodeos por algunos lugares bastante incómodos y subir por sitios con mucha dificultad añadida.
Así que tan eufóricos bajábamos que yo fui el primero en "comerme" el primer nevero. Más bien debería decir que él me comió a mi:
Ricardo, con una técnica mucho más depurada, lo cruza con menos dificultad:
Mientras Amadeo parece librarse, por una vez, de nuevos problemas:
Mucho me temo que no:
Continuamos el descenso sin más percances:
Sin percances, pero después de una bajada bastante dura, llegamos nuevamente a la pista por la que vinimos de Sotres y que nos llevaría a Pandébano para continuar el camino, primero a Bulnesy seguidamente a Poncebos, pero...... me empiezan a asaltar las dudas. ¿Me habré pasado en mis expectativas a la hora de programar la ruta? Mi corazón dice que tenemos que seguir pero mis piernas me dicen que debería hacer una consulta con los "compis". Ricardo parece aceptar de buen grado la renuncia a seguir (una bota le hace daño en un pie) <no va a ser en la cabeza> y que la ruta ya fue suficientemente satisfactoria para dejarlo ahí. Por otro lado, lo que yo más ganas tenía de conocer era el tramo desde Bulnes a Poncebos pero son alrededor de las tres y media y me temo que en ese tramo ya no tendremos luz suficiente para disfrutarlo como se merece. Y entonces es cuando llega Amadeo (a partir de hoy le voy a llamar "El Renacido") y dice que hay que seguir, que tiene ganas de aventura. No demasiado convencido, sigo caminando y al pasar una pequeña loma cercana se divisa un buen tramo de pista en subida antes de llegar a Pandébano. Hago una nueva parada e insisto en que creo que es una equivocación seguir adelante para hacer la parte más bonita del recorrido de noche. Que el cansancio tampoco nos va a permitir disfrutar y etc, etc.... Al final, sin mucha oposición de Amadeo y el apoyo incondicional de Ricardo, se impuso la sensatez a las ganas de aventura.
Regresamos otra vez por la pista en dirección a un Sotres soleado...
..."con el rabo entre las patas":
Más cascadas no, por favor:
(El que quiera ver cascadas que ojee el reportaje anterior):
¿Os acordáis que al principio dije que había un fuerte olor a cabra? No es de extrañar. ¡No he visto más cabras juntas en mi vida!
En resumen y para terminar. Lo que hicimos me pareció espectacular y por sí solo fue una experiencia inolvidable, pero mi primer proyecto de travesía fue un fracaso. Por supuesto que no tardaremos en repetirlo, dejando a un lado la Peña Maín, pero no podremos olvidar los comentarios de Amadeo del tipo: <sois unos flojos>...<no tenéis lo que tiene ese entre las patas>...etc
No hay comentarios:
Publicar un comentario