Todos sabemos, que las montañas no solo dan satisfacciones. De vez en cuando, también te dejan una sensación de fracaso. Y así es como yo me sentí hoy, fracasado. Puede que sea uno de los motivos por los que las montañas nos gustan tanto. Es muy difícil que alguna te deje indiferente. Siempre hay sensaciones de por medio. En cualquier caso, yo hoy aprendí una, o varias lecciones. En realidad, creo que son cosas que en el fondo sabemos, pero que no solemos llevar a la práctica siempre. Hoy "aprendí", que a una montaña no se la puede dar por conquistada antes de llegar a la cima. Que no se la puede menospreciar, por modesta que parezca. Que la improvisación no es buena y que el factor psicológico, también tiene una gran importancia. ¡"Aprendí" bastantes cosas, para haber sido un fracaso, ¿no?! Lo del factor psicológico, creo que necesita una explicación. Por el escaso número se salidas, se puede averiguar que las condiciones invernales, no son mis preferidas. Ni la nieve el elemento en el que mejor me desenvuelva. Lo de hoy es un claro ejemplo. A pesar de disponer del día libre en el trabajo, la noche anterior ni se me había pasado por la imaginación, hacer una salida. Pero inesperadamente, la mañana se despierta soleada y tremendamente despejada. Improvisación. Baterías descargadas de gps y cámara de fotos. Nada de planos, mapas, ni siquiera una idea del lugar a donde ir. Y lo que es más grave (y preocupante), poca "hambre de montaña". Ese es el factor psicológico del que hablaba. En el fondo, quizás sea una forma de buscar una disculpa "barata" al fracaso, pues una vez en marcha, el "hambre" y las buenas sensaciones, aparecen con facilidad. La duda sobre el lugar de destino la despejo, no sin cierto debate interno, pues en mi anterior salida al Pico de La Colina, dije que el Mortillano lo iba a aplazar, pues era objetivo de uno de nuestros compañeros más ilustres. Un par de reflexiones hacen que cambie de idea. "Isaure", pues de el se trata, tiene intención de hacerlo por su cara más larga y dura, mientras que yo lo hago por la más "fácil". Y en cualquier caso, como siempre se dice, serán dos puntos de vista diferentes.
A los que hayan sido capaces de llegar leyendo
hasta aquí, les pido perdón por anticipado, por poner alguna "foto tópico", similar a otras puestas en reportajes anteriores, al ser una zona muy
frecuentada por mi. No solo por su cercanía, también por sus múltiples
posibilidades y belleza.
No es la primera vez que pongo alguna parecida a esta, de las "mieses" de Solórzano y Hazas de Cesto, próximas a mi lugar de residencia:
O esta otra, ya típica, del valle de Matienzo, sumergido en ese mar de niebla, muy habitual por cierto:
Y también suele estar presente, ¡como no!, Porracolina. En esta ocasión, con una buena capa de nieve:
También, Peña Rocías:
Pocas veces se puede ver un burro con dos cabezas:
En realidad, se trata de un burríto recién nacido:
Una vez "salido a flote" por el otro extremo del valle, hay una bonita visión de la Peña de Mullir y del Copete La Bolisa:
Imagen sobre el río Asón, con Porracolina asomando al fondo:
Peña Rocías:
Y por supuesto, no podía faltar una, en este caso dos, de la "cascada nacimiento" del Asón. Curioso el Arco Iris, que tenía en esta ocasión:
Y ya desde el punto de partida, mi "modesto" e improvisado objetivo de hoy:
A mi derecha, dejaré el Mazo Grande:
Hacia atrás, las praderías de la Gándara de Soba:
Un par de vistas hacia Los Campanarios...
... y los Castros de Horneo:
En la parte baja, donde la nieve ya es escasa, hay bastante ganado caballar:
Un vistazo hacia arriba... "un día maravilloso, la cima cerca, ¡está chupao!":
Atrás, la zona de la Peña Lusa, donde las condiciones parecen no ser tan favorables:
Recordando estas imágenes de las que pude disfrutar, creo que sería injusto considerarlo un fracaso:
Aquel pico, nunca mejor dicho, aunque no lo parezca por ser un punto de vista no tan frecuente, es Porracolina:
Alguna foto en blanco y negro, para variar:
No podía faltar la montaña de la que me enamoré, en mi reportaje anterior:
Como creo que desde la cima no va a haber panorámica, pongo un par de ellas desde aquí:
Ya estoy llegando a una zona donde la nieve es abundante y si las condiciones son buenas podré practicar con mis "herramientas nuevas". Algo así iba pensando, ajeno a la realidad, que era muy otra. Mi aventura estaba llegando a su fin. Tengo que decir en mi descargo, que ya estuve en esa cima una vez y recuerdo haber pasado por el lapiaz más terrorífico y horroroso de cuantos conozco, donde es muy difícil seguir el camino correcto, en condiciones normales. Con nieve, más difícil todavía. La cantidad de la misma, en algunos puntos, ya era demasiado abundante y tampoco estaba para crampones:
Y de pronto...
... ¡¡me tragó la tierra!!:
Confieso que me llevé un buen susto. Me quedé enganchado del borde del agujero, pero debajo de mis pies solo sentía vacío. Afortunadamente, en uno de los bordes del mismo, pude apoyar uno y salir no sin ciertas dificultades. Hacia arriba, todavía quedaba bastante:
Y todavía colgando de la sima, decidí que si salía de allí, en aquel mismo punto me daba la vuelta. Eso sí, convencido de que el que nace "pisapraos", "pisapraos" muere, nunca mejor dicho. Y yo que creía que los crampones y el piolet ayudaban a subir las montañas y a mi me están sirviendo para meterme por debajo de ellas. ¿Recordáis esta foto o una parecida a esta, de mi último reportaje, en el que había salido a estrenar los "pinchos"?:
Pues bien, como veréis, voy progresando bastante:
Ya se que no todo pueden ser cimas importantes. La foto de hoy, más que de una
cima, es de una... "bajo tierra".
Con "el rabo entre las patas" o por mejor decir, con las orejas gachas, media vuelta y para abajo. Ya solo hago estas tres fotos, para aparentar relajación:
Y como no bajo con la moral muy alta, solo echo esta vista atrás, para decirle al Mortillano, que algún día volveré, con mucho respeto y algo más de "hambre" a ser posible:
Así pues, aunque no tenía grandes logros que transmitir esta vez, me decidí a
publicar este modesto reportaje, contento de poder hacerlo. También contento de
que el anterior no haya sido el último y con la esperanza de que haya muchos
más.
¡Ah!, se me olvidaba. No todo iba a ser negativo. Aunque, como decía antes, las condiciones de la nieve no eran las mejores, aproveché la jornada para practicar el manejo del piolet. Concretamente, la peligrosa maniobra de la "autodetención":
Hasta la próxima.
P.D. Pronto, en "segunda mano", crampones y piolet, en muy buen uso. Vamos... ¡sin estrenar!
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