jueves, 14 de agosto de 2025

ALTO ASÓN. "Otra vez en busca del Ojáncano".

 

...Y digo "otra vez", por que esto es una especie de segunda parte de una interesante historia que empezó hace unos 8 meses, que seguramente no terminará aquí y que espero que tampoco termine mi vida en el intento.

La primera parte la conté en su momento aquí: 

Todo nació a raíz del descubrimiento de un magnífico libro en el que se publican varias rutas (23) por el Alto Asón, donde por cierto, en una de ellas aún tenemos pendiente (Ricardo y yo, como buenos aficionados a la fotografía) encontrar la localización de esta extraordinaria y muy curiosa imagen, de la que es autor Carlos Lamoile Martínez (del que espero me disculpe la libertad de ponerla aquí):












El libro en cuestión, "culpable" de nuestras aventuras y esfuerzos por la zona es éste:


Aparte de "descubrirme" un montón de sitios y de rutas que yo desconocía (me ruborizo al pensar que me creía un experto de la zona), el libro está ilustrado con magníficas fotografías.

En este enlace se puede conseguir: 

Dicho sea de paso,  es el autor de otros libros relacionados con variadas actividades de montaña.
Y quiero dejar claro que no tengo ningún interés en esta "promoción". Ni siquiera tengo el gusto de conocerle, pero me parece muy interesante lo que he visto de su "obra" y creo que es un estímulo (en mi caso lo ha sido) para descubrir rincones únicos.











Cuándo por un motivo, cuándo por otro, habíamos ido posponiendo nuestra promesa de volver (tras el primer fracaso) a intentar "profanar" los Aposentos del Ojáncano
En el fondo creo que el principal motivo era la sospecha de la dificultad que nos íbamos a encontrar, pues tampoco teníamos información suficiente para saber exactamente los puntos por los que acceder a "las entrañas de la tierra".
Ricardo me recuerda que lo tenemos pendiente y decidimos intentarlo nuevamente.
Desde los Collados de Asón nos ponemos en marcha:


































En esta foto me pilla Ricardo empezando a "trabajar":


Foto de Ricardo.











Seguramente estaría haciendo esta foto:












Al principio la niebla nos dio algo de juego para hacer alguna captura algo diferente de las ya típicas (Campanarios y Castros de Horneo, soleado y con cielos azules) de acceso por la pista hasta el Alto de la Posadía:



































Foto de Ricardo.












Foto de Ricardo.

































Había bastante ganado pastando, seguramente sin ser conscientes de que lo están haciendo en una zona tan privilegiada: 


































Desayunando con ganas:


































Y Ricardo que no pierde oportunidad de plasmar los alicientes del momento:























Por muchas veces que se pase por allí, siempre se encuentran motivos que llamen la atención:




































































El cielo ya empezaba a despejar dejando ver esas imágenes típicas a las que me refería hace un momento:













































Ya se empezaba a sentir el calor anunciado y agradecimos la entrada al hayedo:













Foto de Ricardo.























































A la vista la entrada a la Canal Honda o Cañón de los Lobos:


























































































Foto de Ricardo.























Foto de Ricardo.










Muy cerca de este punto comenzaba realmente la aventura. Improvisamos una salida del cañón por un lugar de aproximación cercano a la entrada del primero de nuestros objetivos y que no era otro que uno de los laberintos desconocidos por nosotros y que tanto esfuerzo nos estaba costando descubrir:























¿Esfuerzo? Creo que casi podría decir que nos podría llegar a costar la vida.
¿Pensáis que exagero?
Ahí van algunas muestras:


Foto de Ricardo.












Foto de Ricardo.












Foto de Ricardo.










En nuestro intento anterior ya nos dimos cuenta de la dificultad de la "misión" y esta vez vinimos algo más preparados, por si acaso:


Foto de Ricardo.











Foto de Ricardo.

Confieso que todo esto ese un poco... sensacionalista. Puede ser de ayuda pero en ningún punto es imprescindible la cuerda para acceder al primero de los Aposentos del Ojáncano
¿Lo encontraríamos por fin? 
¿Merecía la pena? Juzgar vosotros mismos:




































































































Foto de Ricardo.












Foto de Ricardo.












Foto de Ricardo.












Foto de Ricardo.












Foto de Ricardo.










¡Claro que mereció la pena! A pesar de que hicimos muy pocas fotos, debido a la complicación de algunos pasos en los que tuvimos que guardar las cámaras e incluso quitarnos las mochilas para poder pasar por algunas grietas muy estrechas.
Pero ahora, en frío, pienso que el esfuerzo para llegar allí, el fuerte calor, la duda de si salir de allí sería factible y sobre todo, el temor de encontrarnos cara a cara con el "mitológico ser",  😉 no nos permitió disfrutar el lugar tanto como deberíamos haberlo hecho.












Pero esta foto me recuerda que no todos los problemas se habían terminado.
El calor y el tremendo esfuerzo hicieron que bebiéramos  mucho y nos  quedamos sin nada de bebida.
Y nos quedaban bastantes kilómetros de regreso por terreno duro y un sol abrasador.
Nunca creí que tendría tantas ganas de llegar a la Fuente Bezón
(Adelanto que cuando llegamos a ella, después de desearlo tanto y de algunas horas sin beber ni una gota, estaba completamente seca).
¿Habrá provocado el Ojáncano esa sequía como muestra de venganza por nuestro atrevimiento?













Sin ganas ya ni de apretar el botón de la cámara, pongo las pocas
 fotos que hice en todo el camino de vuelta, a pesar de lo largo que se nos hizo:
























































Como reflexión final, se podría decir que ha sido un fracaso a medias, pues la intención inicial era descubrir dos de los laberintos "residencia" del Ojáncano y "solamente" hemos podido investigar uno, con la mala suerte de que no estaba en ese. Lógicamente se encontrará en la residencia de verano.
De lo que estoy seguro es de que ya no está tan risueño y tranquilo como cuando vinimos la primera vez:












Esta vez estuvimos cerca, pero...¡volveremos!




Hasta la próxima.










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