...Y digo "otra vez", por que esto es una especie de segunda parte de una interesante historia que empezó hace unos 8 meses, que seguramente no terminará aquí y que espero que tampoco termine mi vida en el intento.
La primera parte la conté en su momento aquí:
Todo nació a raíz del descubrimiento de un magnífico libro en el que se publican varias rutas (23) por el Alto Asón, donde por cierto, en una de ellas aún tenemos pendiente (Ricardo y yo, como buenos aficionados a la fotografía) encontrar la localización de esta extraordinaria y muy curiosa imagen, de la que es autor Carlos Lamoile Martínez (del que espero me disculpe la libertad de ponerla aquí):
En este enlace se puede conseguir:
Dicho sea de paso, es el autor de otros libros relacionados con variadas actividades de montaña.
Y quiero dejar claro que no tengo ningún interés en esta "promoción". Ni siquiera tengo el gusto de conocerle, pero me parece muy interesante lo que he visto de su "obra" y creo que es un estímulo (en mi caso lo ha sido) para descubrir rincones únicos.
Cuándo por un motivo, cuándo por otro, habíamos ido posponiendo nuestra promesa de volver (tras el primer fracaso) a intentar "profanar" los Aposentos del Ojáncano.
En el fondo creo que el principal motivo era la sospecha de la dificultad que nos íbamos a encontrar, pues tampoco teníamos información suficiente para saber exactamente los puntos por los que acceder a "las entrañas de la tierra".
Ricardo me recuerda que lo tenemos pendiente y decidimos intentarlo nuevamente.
Desde los Collados de Asón nos ponemos en marcha:
Foto de Ricardo.
Seguramente estaría haciendo esta foto:
Foto de Ricardo.
Foto de Ricardo.
Por muchas veces que se pase por allí, siempre se encuentran motivos que llamen la atención:
El cielo ya empezaba a despejar dejando ver esas imágenes típicas a las que me refería hace un momento:
A la vista la entrada a la Canal Honda o Cañón de los Lobos:
Foto de Ricardo.
Foto de Ricardo.
¿Pensáis que exagero?
Ahí van algunas muestras:
Foto de Ricardo.
Foto de Ricardo.
Foto de Ricardo.
Confieso que todo esto ese un poco... sensacionalista. Puede ser de ayuda pero en ningún punto es imprescindible la cuerda para acceder al primero de los Aposentos del Ojáncano.
¿Lo encontraríamos por fin?
¿Merecía la pena? Juzgar vosotros mismos:
Foto de Ricardo.
Foto de Ricardo.
Foto de Ricardo.
Foto de Ricardo.
Foto de Ricardo.
¡Claro que mereció la pena! A pesar de que hicimos muy pocas fotos, debido a la complicación de algunos pasos en los que tuvimos que guardar las cámaras e incluso quitarnos las mochilas para poder pasar por algunas grietas muy estrechas.
Pero ahora, en frío, pienso que el esfuerzo para llegar allí, el fuerte calor, la duda de si salir de allí sería factible y sobre todo, el temor de encontrarnos cara a cara con el "mitológico ser", 😉 no nos permitió disfrutar el lugar tanto como deberíamos haberlo hecho.
Pero esta foto me recuerda que no todos los problemas se habían terminado.
El calor y el tremendo esfuerzo hicieron que bebiéramos mucho y nos quedamos sin nada de bebida.
Y nos quedaban bastantes kilómetros de regreso por terreno duro y un sol abrasador.
Nunca creí que tendría tantas ganas de llegar a la Fuente Bezón.
(Adelanto que cuando llegamos a ella, después de desearlo tanto y de algunas horas sin beber ni una gota, estaba completamente seca).
¿Habrá provocado el Ojáncano esa sequía como muestra de venganza por nuestro atrevimiento?
De lo que estoy seguro es de que ya no está tan risueño y tranquilo como cuando vinimos la primera vez:
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