miércoles, 18 de septiembre de 2024

LAGUNAS DE NEILA y LAS CALDERAS. "Ya me puedo morir".

 


Como casi siempre, el título es un poco sensacionalista. Ninguna gana tengo de morirme. Más bien lo contrario. Sobre todo, ahora que he comprobado que mis condiciones físicas actuales aún me permiten hacer "salvajadas" como ésta: 3 horas y pico de conducir (más de 300 kms.), de ida, unas 10 horas de pateada (la mayor parte de ellas por un terreno difícil) y otro tanto de vuelta a casa.
Confieso, utilizando una forma de "hablar" actual, que sin duda estará en el top 3 de mis rutas más duras y complicadas.
Si a todo esto le añadimos que llevaba, casi exactamente un año (desde el 14-09-2023), sin hacer una salida, creo que son motivos más que suficientes de alegría por no estar realmente muerto.
No quería alargar demasiado el prolegómeno, pero no puedo empezar sin decir que también estoy muy contento de ¡¡por fin!!, haber realizado este "proyecto", que tanto tiempo llevaba "cocinando". Otro título apropiado para el reportaje hubiera sido el típico de... "Otro sueño cumplido".

Sin más "rollo", me pongo en marcha.
El lugar:












La idea de realizar esta actividad llevaba ya en mi cabeza bastante más de ese año que llevaba de "paro". Y la intención era que uno de mis acompañantes fuera el habitual, Ricardo, pero cuándo por una cosa, cuándo por otra (él todavía tiene obligaciones laborales y yo no quería hacerlo en días festivos ni fines de semana), no pudimos hacer coincidir "la agenda". 
Así que, siguiendo su propia recomendación y en compañía de "mi fiel" Amadeo, decido que...¡ahora o nunca!

Ya en el aparcamiento tenemos algo de información:























Y ya que a ello me refiero,  diré que llevaba mucho tiempo intentando recopilar esa información sobre las condiciones generales de la ruta y no hay tanta, ni tan clara, sobre la dificultad de la misma. Es verdad que lo que son las lagunas no necesitan ninguna información especial, pues se trata de un recorrido muy trillado, bien señalizado, nada complicado y sin mayor dificultad que subir y bajar unos 200 metros de desnivel. Pero el "añadido" de Las Calderas, es otra historia completamente diferente y aunque hay algunos vídeos por la red (yo he visto todos), ninguno refleja la realidad de la dificultad, dureza y hasta riesgo que se encierra en aquel corto trayecto del llamado Arroyo Palazuelo.

Aunque son varias las opciones de caminos a seguir, a nuestro principal destino nos llevaba este sendero que comenzaba en un claro ascenso entre pinos:












El principio de nuestro caminar fue desmoralizador. Tanto tiempo esperando para elegir un día con buenas condiciones climatológicas y la niebla que se empeñaba en amargarnos el día:














































































Hacía algo de viento, por lo que la sensación térmica era muy baja, hasta el punto de tener que recurrir a los guantes, para soportar el frío en las manos (creo que normalmente son para eso). Pero a la vez ese viento movía la niebla y de vez en cuando nos permitía intuir el paisaje que nos estábamos perdiendo.
A nuestra izquierda, dejábamos atrás las lagunas de Los Patos (en la foto) y la Brava, que prácticamente ni se ve.












La primera que vemos a nuestra derecha es la Laguna Larga.












Una vez salvado el primer desnivel, sin mayor dificultad, se llega al Alto de la Campiña












2049 metros de altitud. (Según donde se mire):












En el buzón 2048:












Como se puede adivinar por nuestras caras, la temperatura no era de lo más agradable. 
(Más tarde sería diferente).























Otra vez la Laguna Larga...












...a la que Amadeo contempla con admiración:























Recobramos la ilusión, pues por primera vez podemos ver claramente la Laguna Negra:












Un vistazo atrás, otra vez sobre la Laguna Larga:












Continuamos caminando por la cresta:












Ahora ya disfrutando del maravilloso paisaje:












Aprovecho el momento para hacer una de mis cutres panorámicas:


Pinchar en el enlace para ver más grande:  https://acortar.link/FBBDVQ











Aún tenemos que seguir un tramo por la cresta antes de desviarnos hacia las Calderas...¡del infierno!:












Es el momento de tomar el camino en dirección al Arroyo Palazuelo. De momento por un terreno bastante...amable. 
Poco podíamos imaginar lo que nos esperaba:













































A medida que nos íbamos aproximando al arroyo, el terreno se iba poniendo cada vez más abrupto:














































































He de reconocer que los "jitos" ayudaban bastante a seguir el enrevesado camino:


































Aún estábamos en condiciones de admirar el espectáculo visual que nos brindaban las continuas formaciones rocosas, de las que sinceramente creo que he abusado. (Todavía quedan muuuchas):














































































Aprovecho para pedir disculpas por el exceso de fotos. Soy consciente de que "es mejor poco y bueno que mucho y malo" o "lo poco agrada y lo mucho enfada" pero con todo el esfuerzo que me costó hacerlas, me fastidia desecharlas. (Confieso que hice muchísimas más).

Las dificultades iban en aumento:












Aquí ya nos metemos de lleno en la zona de Las Calderas. 
Este solo es el primero y de los más sencillos agujeros que tendremos que "traspasar":























Y casi sin esperarlo nos encontramos de lleno con el primero de los alicientes de la ruta y con los que yo tanto había soñado. La primera de las Calderas:


Y ahora es cuando tengo que decir, que después de todos los inconvenientes, lo más negativo de la ruta fue la escasez de agua, lo que restaba mucha de la belleza del impresionante lugar. Cuando el caudal de agua es el adecuado, resaltará bastante más tanta maravilla.











El acceso a la misma está facilitado por unas cuerdas:























El interior de esta primera caldera, con agua suficiente tiene que ser impresionante y...












...y yo lo observo con admiración:























Amadeo abandonando el lugar con pericia.
(En el fondo, la verdad es que no estábamos nada tranquilos).












Algunas más de las llamativas formaciones rocosas:













































Y se nos siguen presentando algunos "problemillas" más:



































































Yo, apareciendo por esos agujeros bajo la roca:












Todavía me quedan arrestos para fijarme en insignificantes detalles como éste:












Y seguimos superando un obstáculo tras otro:
 























































Aquí, el sitio más complicado de la ruta. Reconozco que yo tenía información de que era el punto más difícil de superar, pero confieso que no me esperaba tanto riesgo. Para seguir adelante no teníamos otra opción que meternos por ese agujero, bajar por un pequeño tramo bajo la roca bordeando el caudal de agua que por allí pasaba (afortunadamente escaso) y enfrentarnos a otro problema bastante importante:























¿Será posible meterse por ese "agujerillo"? 
Parece ser que sí:


No puedo poner ninguna foto del interior del pasadizo, pues la escasa luz hizo que las que tomé no fueran aprovechables. Una lástima. Pero prometo que era la antesala de los momentos más tensos a los que me he enfrentado en toda "mi carrera" como senderista/montañero.











Tuvimos que salir "de la cueva" gateando hasta llegar a coger con mucha dificultad la cuerda, después de abandonar las mochilas y los bastones, por la que nos deberíamos descolgar para salvar un cortado completamente vertical.
Es posible que para muchas personas solo sea un "juego de niños", pero recuerdo que en mi caso la edad, la inactividad, etc. y en el caso de los dos, la no muy buena forma física, hizo que realmente temiera por nuestra integridad. Y confieso que yo temía más  por la de Amadeo que por la mía propia. Desde luego, nunca más volvería a pasar por ese momento y no se lo deseo a nadie.
(A la dificultad propia del paso, había que añadir que el estado de la cuerda no era el más tranquilizador, pues estaba bastante deshilachada por algunos puntos):












 
Una vez en "tierra firme" nos salió del alma darnos un abrazo con la sensación de haber salvado la vida. Y no estoy exagerando.
Pero tampoco era momento para estar tranquilos, pues desconocíamos lo que nos esperaba hasta el final, teniendo en cuenta que no teníamos retorno posible. Trepar por aquella cuerda para volver sobre nuestros pasos,  en nuestras condiciones, no era una opción.











Eso sí, la recompensa merecía la pena:


































Pero todavía quedaban obstáculos que salvar:























Y maravillas a las que admirar:













































Y por fin, con gran alegría por nuestra parte, salimos a terreno abierto. Buscamos una sombra (pues del frío de la mañana habíamos pasado a un fuerte calor) y nos sentamos un rato a descansar y reponer fuerzas.
Pero no todo estaba hecho. Habían pasado unas 4 horas de descenso y ahora había que regresar, ascendiendo por un terreno desconocido, abrupto y soportando un fuerte calor cuando nuestras reservas físicas ya eran bastante escasas.
Dejaré unas cuantas muestras, sin comentarios, del paisaje que "disfrutamos" en ese regreso:















































































La verdad es que el lugar es un continuo deleite para la vista. Una pena que, como casi todos sabemos, cuando vas con las fuerzas justas, no solemos disfrutar tanto como deberíamos. El simple hecho de sacar la cámara de su funda ya se nos antoja un trabajo excesivo.
Aún así, creo que la muestra es suficiente para poder hacerse una idea de lo espectacular del lugar.











Amadeo sufriendo lo suyo. Y yo reconozco que iba al límite de mis fuerzas:












Aquí, observa lo largo del camino que aún nos quedaba para volver a alcanzar la cresta que nos iba a proporcionar un merecido descanso:












Después de un esfuerzo extraordinario (el calor nos terminó de "machacar"), llegamos arriba y ahora sin niebla, pero sin fuerzas, ya pudimos disfrutar de las grandes vistas que desde allí teníamos.
Pero una vez en el alto, el objetivo deseado era llegar cuanto antes al coche para "descansar" haciendo casi 400 kms. de vuelta a casa:
























































Una vez abajo, a la altura de las lagunas y con pocas ganas, hago "cuatro" fotos para el recuerdo. El sitio merece la pena:
























































Y ya por esta cómoda pista, hacemos los últimos metros, cansados pero orgullosos de haber podido conocer, no sin esfuerzo, un lugar maravilloso:
























































El brindis de Amadeo para celebrar el logro conseguido, está completamente justificado:


Como última reflexión, mostrar mi contento por haberme demostrado a mi mismo que mis actuales condiciones físicas tal vez me permitan seguir "gastando suela" por un tiempo. 
Lo veremos por aquí.

NOTA PARA RICARDO: Es una ruta extraordinaria, pero...¡¡no estoy dispuesto a volver!! 😉



Hasta la próxima.










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