miércoles, 15 de febrero de 2017

PICOS DE OZALBA. "¡No hay enemigo pequeño!"




¿Me pasará solo a mi, que cuando llego con el coche a un aparcamiento y hay un montón de sitios libres, tardo en decidirme donde dejarlo? Si hubiese solo uno, me faltaría tiempo para "colocarme" en él. Algo así me ocurre, a la hora de decidirme por una determinada ruta de montaña para realizar. Afortunadamente, vivimos en una parte del país, donde las posibilidades son infinitas, bien en la misma región de residencia, como también en las limítrofes y elegir una entre tantas, es lo que más me cuesta a la hora de programar mis salidas. Eran varias las razones para por una vez, buscar algo sin grandes pretensiones. Entre otras que no vienen al caso, nieve a altitudes moderadas, de la que no soy muy partidario y sobre todo, haber salido recientemente de una gripe, con lo que las condiciones físicas no eran las mejores para afrontar "empresas más ambiciosas". Algo sencillito, sin grandes desplazamientos, no muy exigente físicamente...etc. Una ojeada a esa famosa carpeta de "PENDIENTES" que todos tenemos y...¿que tal los Picos de Ozalba desde Celucos?

Aparentemente, sencillo:












Un recorrido más bien cortito. Aunque esos dientes de sierra del perfil...













En pocos sitios encuentras una zona tan amplia (siento no tener foto) donde dejar el coche y donde tengas tantas comodidades para reponer fuerzas:












Incluso con detalles tan llamativos como este:












Partimos del bonito pueblo de Celucos, al que después de caminar un corto trecho, ya podemos ver "ahí abajo". De donde se deduce, que el desnivel de la pista por la que íbamos, era importante. Le recuerdo como siempre, a mi compañero Amadeo, aquel dicho popular..: "Salida de caballo andaluz, llegada de burro manchego" pero aunque nos lo tomamos con calma, el repecho hace que nuestra respiración se agite considerablemente:























Llegados a este punto, la disculpa de sacar una foto, es buena para hacer una parada y tomar aire:























Por aquella cresta que se ve al fondo, creo que pasaremos al regresar:












Me acabo de dar cuenta ahora, que debí situar al principio la ruta, para aquellas personas que "milagrosamente" lean esto y desconozcan mi "zona de influencia". Sí, se trata de Cantabria y esta, creo, es la única fotografía donde se intuye más que se ve, lo más popular de la zona, como es la Cueva del Soplao:












Mirando hacia el norte, la presa del río Nansa y más al fondo y a la izquierda, estaría Unquera:













Aquí, la pista se suaviza y nos da unos minutos de reposo:
























Otro "gallo nos cantará" cuando pasemos por aquella loma:












En aquel momento, no le dimos mayor importancia a lo que parecía un aviso de que cualquiera que fuese la dirección a tomar, no nos esperaba nada agradable:













Todavía íbamos con la suficiente entereza para hacer fotos a detalles insignificantes:
























Al menos, no podremos quejarnos de falta de agua:























Las vistas, tampoco eran despreciables:













Perooo...a partir de ahí, se termina la pista y hay que salvar unos trescientos metros de desnivel, por un terreno, del que puede dar una idea aproximada la siguiente foto: 























Para los que conozcan la zona diré, que la subida al Mortillano y su "pestoso" lapiaz, parece un patio infantil comparado con esto. Solo senderos de haber pasado por allí algún jabalí, lobo, zorro o similar y por supuesto, el "descerebrado" que grabó el trazado y lo colgó en Internet, para que detrás viniera algún pardillo como yo y repitiera la "hazaña".
De vez en cuando, salíamos a una zona despejada como esta y nos daban ganas de quedarnos a vivir allí:












Así que, sin ganas de más fotos y después de imitar un buen trecho a todos esos animales salvajes, nos encaramamos en la cima de la Peña Los Abidules. También llamado Pico Póo. Unos 929 m. de altitud.
Esto es una pequeña parte de lo que se veía hacia el valle de Lamasón:












Y después del trabajo que nos costó, al menos, dejamos constancia de que "aquello" también fue marcado por la huella del hombre.
Amadeo, incluso parece feliz de haberlo conseguido:












Yo, en cambio, parezco otear el horizonte, a ver si veo por allí al loco que grabó el track en su momento:













Aprovecho para hacer un par de panorámicas:


Pinchar en el enlace para ver más grande:  https://goo.gl/Rpyhpu












Pinchar en el enlace para ver más grande:  https://goo.gl/WvvvPI












Bueno, pondré tres:


Pinchar en el enlace para ver más grande:  https://goo.gl/2QEgjp












Pero, esto no había hecho nada más que comenzar. Bueno, en realidad, aquí empezábamos a cerrar el circuito, pero lo que nos esperaba por delante...¡casi nada!













Vistazo atrás:













Subidas y bajadas continuas. En varios sitios, incluso alguna destrepada peligrosa:












Y pasábamos una dificultad y nos encontrábamos con otra, del estilo de la vemos ahora por delante:














Amadeo, la afronta con resignación:













Esta foto, no da la impresión real de la dificultad que tuvimos para bajar, con algunos puntos realmente complicados:













Hasta tal punto íbamos "quemados" que esa cresta que veíamos por delante, decidimos "pasar de ella" y bordearla por la izquierda, perdiendo altura y buscando la pista, cual toros heridos buscan las tablas:

























Por aquí ya se nota la mano del hombre: 













Aunque las condiciones de vida del lugar no son fáciles para nadie. Una buena prueba de ello es la siguiente foto.
Advierto que puede herir la sensibilidad del "espectador":













Incluso las lagartijas tienen dificultades para mantener su cola:












Aquello "sencillito" que yo pretendía, pasó a ser una de las rutas más duras que recuerdo. Kilómetros de caminar por lapiaces inestables, mezclados con altas hierbas, pinchando continuamente por delante con los bastones para procurar no meter los pies en escondidos agujeros. Zonas intrincadas, donde uno solo se imagina que pueda haber pasado algún jabalí despistado y fuertes desniveles con pasos arriesgados, hicieron que lo que yo había imaginado un cómodo paseo, se convirtiera en poco menos que un infierno.
¡Ah!, pero no pensemos que una vez regresados a la pista ya estaba todo hecho. Los que estáis acostumbrados a andar en montaña sabéis, que cuando las piernas ya van cansadas, un fuerte descenso (la pista que habíamos subido al principio), puede ser un martirio. Casi tanto como una fuerte subida.
Así que ya, casi sin hablarnos (otro claro síntoma de cansancio), volvimos a llegar al pueblo de donde habíamos salido, hacía unas...¡algo más de 8 horas antes!
Aquí, los animales viven en mejores condiciones que por "allí arriba":












Al menos esta vez, no llegamos de noche al coche y posiblemente tuviéramos tiempo a hacer una parada en el viaje de regreso a casa, para hacer una visita a un pueblo que nos pillaba de camino (Bielva) en el que Amadeo había trabajado un tiempo y que yo no conocía.
Si encontramos muchos obstáculos en la carretera como este, seguro que no llegaremos:














Allí repusimos algunas de las muchas fuerzas perdidas y nos sobró tiempo para hacernos una foto con el más mítico de los jugadores cántabros del arraigado y popular ...¿deporte?...¿juego?, de los bolos: "El zurdo de Bielva":














































 CONCLUSIÓN: "Donde menos se espera, salta la liebre" y de ahí el título del reportaje. "No hay enemigo pequeño". O lo que es lo mismo, en montaña, nunca se puede menospreciar ningún camino. Una vez más, la naturaleza nos da una lección, que al menos yo, procuraré aplicar en el futuro.

P.D. No voy a colgar el track en Internet.
 rrr28



Hasta la próxima.










No hay comentarios:

Publicar un comentario