No estoy muy seguro que esta actividad de hoy encaje muy bien en este sitio, pues más que una ruta montañera, se trató de una experiencia que bien se podría denominar como de "turismo rural". Me apresuro a aclarar, que no por ello estuvo exento de encanto este "paseo" por la bonita costa asturiana.
Principalmente, dos son los motivos por los que nos decidimos a hacer esta "rutilla". Uno, que yo, un poco a contracorriente, no soy muy amante de la nieve y en cualquier recorrido de cierta altitud, sería ahora inevitable encontrarla. Por otra parte, espero que un reportaje que no lleve "blanco", sea bien admitido en esta época. Y el segundo de los motivos, seguramente más influyente, se trataba de una primera toma de contacto ( y entiéndase bien esto de "contacto"), con un posible nuevo integrante de la "cordada" ya más consolidada que formábamos Jesús y yo. Se trata de Pedro, amigo de Jesús y espero que a partir de ahora, también amigo mío. Alguien me podría decir, que de "lobo solitario" pasé a que mis salidas parezcan mini KDDs. La verdad es que siempre he formado parte de un círculo muy cerrado y tal vez sea hora de "abrirse" a nuevas aportaciones, seguramente enriquecedoras.
De momento me parece, que ya no voy a ser yo solo el de la clásica "pose". Por cierto que, salvo un ligero "enriscamiento", pasó la prueba con buena nota. Creo que está preparado para afrontar "empresas mayores". Aprovecho desde aquí para agradecerle el generoso ofrecimiento que llevó a cabo, de "transportarnos" hasta este punto, lugar donde comenzamos nuestro agradable recorrido de hoy:
En esta fachada, no falta de nada:
Nada más comenzar a caminar, ya tenemos a la vista la ermita de San Antonio:
Desde aquí ya podemos divisar una pequeña parte del recorrido que tenemos intención de llevar a cabo:
Y ya enseguida, nos encontramos con la primera de las múltiples calas de las que está salpicada la zona. Esta concretamente, creemos que tiene el mismo nombre de la ermita y se trata de la playa de San Antonio:
Vista atrás, con la ermita al fondo:
Las espectaculares vistas del acantilado, nos invitan a fotografiar continuamente:
Otros dos vistazos hacia la parte de donde venimos:
Junto a aquellos dos pinos que se ven al fondo a la izquierda, dejamos el coche y empezamos a caminar:
Los ojos se me van hacia aquellas montañas. Además, no son unas montañas cualquiera. Parecen estar ahí al lado, nuestros queridos "Picos". Se pueden identificar fácilmente el "Urriellu", Torrecerredo y varios más de los grandes de la zona:
En la presentación de Pedro dije que la ampliación de mi círculo podría ser enriquecedora. Pues bien, ellos dos comparten una cierta afición al tema micológico, que yo desconozco totalmente y que me parece muy interesante. Entonces, lo más probable es que terminen por contagiarme su afición y conocimientos o... ¡por envenenarme!
Aquí intercambian pareceres sobre las propiedades de una de las varias especies que vimos a lo largo del camino:
Por ejemplo y ya que de setas hablamos, ya he aprendido que esta es una especie de "Lepiota". Se me ocurre que también se podría llamar "Lepioteta". De momento, solo me inspiran sentimientos eróticos. Espero que algún día me despierten los gastronómicos:
Pero dejemos las tentaciones terrenales y volvamos la vista al mar. Merece la pena:
Muy raramente nos encontramos con algún que otro pequeño desnivel:
Desniveles que este, salva con más facilidad que nosotros:
Esta red creo que se equivocó de presa:
Y este rollo de forraje, también llegó aquí por accidente:
El mar está completamente en calma y también llama nuestra atención la limpieza del color de sus aguas:
Laboriosa manera de abastecer de agua al ganado:
A falta de cima, nos inventamos una para dejar una constancia de nuestro paso por allí. Jesús, consecuente con la escasa dificultad del lugar, se negó a hacer su ya típica demostración de satisfacción, bastones en alto:
Y ese soy yo, transportándome mentalmente a las cimas que se divisaban desde ahí:
Pero volvamos a poner los pies en la tierra y a seguir disfrutando de estas cotas más bajas pero también con aliciente:
Aquí han perfeccionado más el sistema de aprovisionamiento de agua:
Seguramente estos serán los "consumidores":
Aquí, otro de los motivos del porqué del título del reportaje. Jesús intentando hacer amigos y...
... ¡consiguiéndolo!
Llamativos restos de una antigua cetárea:
Curiosa perforación en la roca:
Bonita la forma de esta roca, lugar de descanso de algunas gaviotas:
Perfecto lugar y estado de la mar para practicar la pesca submarina... ¡supongo!
Momento en el que el segundo de los buzos se lanza al agua. Me vino a la memoria el recuerdo de "Andua", en tiempos pasados, cuando practicó con bastante intensidad esta arriesgada pero seguramente hermosa actividad:
Ya en las proximidades de una nueva playa, nos encontramos con estas dos típicas construcciones asturianas:
Por ese puente que se ve al fondo, se cruza el río y se accede a una nueva playa. En esta ocasión, la playa de Huelga. No en vano estamos en las proximidades de Llanes, cuyo reclamo turístico es conocido por ... "Llanes 30 playas":
Desde el puente, vemos la llegada del pequeño río San cecilio...
... y como se va a morir al mar:
Una pequeña parte de la playa y al fondo el espectacular Castro de las Gaviotas, también conocido como el Islote Desfuracado:
El "chiringuito" de la playa, lógicamente cerrado en esta época:
Seguimos disfrutando de las bonitas vistas que nos acompañan durante todo el recorrido:
Jesús, nuevamente "haciendo amigos" y esta vez no solo lo consigue...
... si no que además le pide que "pose" admirando el islote y este accede:
Nuevamente algo llama nuestra atención. Al parecer, este lugar recibía el nombre de La Canalina y se aprovechaba, además de como minúscula y reservada playa, para recolectar algas. Se accede hasta ella por esas escaleras que se intuyen en la foto:
Tenemos dudas de que aún siga teniendo alguna actividad, pues hay bastantes restos de algas en la superficie. En alguna época debió funcionar a pleno rendimiento, pues pudimos contar hasta diez emplazamientos para esas máquinas elevadoras. Al menos una de ellas da la impresión de encontrarse en buen estado. Aquí Jesús, comprueba el funcionamiento de esta:
Unas "canalinas" más:
Otra vista atrás y muy al fondo se "adivina" más que se ve, la ermita en las cercanías del comienzo de la ruta:
Y casi sin darnos cuenta, llegamos al punto culminante del recorrido y principal objetivo de nuestra excursión. La increíble playa de Gulpiyuri.
Con la completa seguridad del beneplácito del autor, le "robo" esta estupenda descripción de la misma a Jonatan. Al final del reportaje, daré una explicación al respecto:
"Seguimos avanzando en dirección este ya por una pista que parte de las cercanías de la Huelga y que nos lleva en apenas un kilómetro a una autentica joya de la geología asturiana. La playa de Gulpiyuri. Pequeña playa de forma ovalada y cuya peculiaridad estriba de que se encuentra situada a unos 100 m. tierra adentro de la costa y aislada por tanto de la superficie del mar abierto. Esta playa es debida a la formación de una dolina, es decir, el mar Cantábrico al erosionar la caliza del acantilado fue erosionándola y creando una cueva hacia el interior y el fondo de la cueva se hundió, (un fenómeno kárstico conocido como dolina), dejando un pequeño hueco circular de unos 50 m. de diámetro a 100 m. de la costa. Este hundimiento sigue conectado con la costa y entra el agua de mar, notándose también las mareas. De forma que cuando la marea está alta la playa queda totalmente cubierta por el agua, desapareciendo la arena. Esto junto a sus diminutas dimensiones hacen que la gente de la zona la llamen "La Bañera". Aunque se ve conectada con el mar a través de una caverna, lugar por el que se inunda y vacía con todas las mareas. Se trata de una pequeña playa de mar pero situada tierra adentro, entre verdes prados agrícolas".
La playa de Gulpiyuri Fue declarada Monumento Natural en el año 2001, por ser un espacio de gran singularidad geológica y paisajística.
Y desde ahí, comenzamos a cerrar la circular, ya por terreno más cómodo y más urbano, pero con las horas de luz escasas para el regreso. Aquí la ermita de Santa Eulalia:
En la localidad de Villahormes, se encuentra el palacio de la Espriella, del siglo XVII. Se empezó a construir en el año 1616
Ya en el pueblo de Hontoria, observamos esta casa, donde estamos casi seguros habita... un asturiano. (Se nota que disfruto por mi "tierrina", ¿eh?):
Iglesia de Hontoria:
Y ya en las proximidades del coche nos encontramos con este bebé...
... su mamá...
... y "seguramente" su papá:
Y ya para ir terminando, os dejo un pequeño apunte del trazado sobre el mapa:
Unos 15 kilómetros por terreno con escasos desniveles, pero tampoco os creáis que todo fue hermoso y un camino de rosas. Aquí hay una prueba:
Además de los impresionantes acantilados a los que nos asomamos, creo que a mi me acecharon otros peligros. ¿Algunos sabréis cual es mi avatar, ¿verdad? Pues esto es parte de una "vestimenta" igual que la mía. ¡Ojo, que os conozco! Que nadie se piense que voy por ahí "perdiendo plumas":
Por eso creo que lo mejor será que salga de aquí "volando". Sí, creo que será la única forma...
Y antes de despedirme, quiero decir que las buenas sensaciones y la belleza de de muchos de los rincones del recorrido que nos llevamos, se los debemos en buena parte, indirectamente a "Kepa_Castro", pues hace unos cuantos días pidió consejo sobre alguna posibilidad de ruta por la zona y mucho más directamente se lo debemos a Jonatan, del grupo de montaña asturiano LOSDELASCLARAS, que generosamente le contestó aportando una serie de posibilidades. Con alguna variación, principalmente del punto de inicio y final de la ruta, me serví de uno de sus tracks para realizar este bonito paseo costero. Gracias, Jonatan.
Espero que os haya gustado.
Hasta la próxima.
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