domingo, 22 de junio de 2008

Puertos de Sejos y Cueto de la Concilla.





No estoy para nadie. ¡Estoy molido! Pero me apetece compartir con el foro (no siempre va a ser pedir), una de las rutas más bonitas que yo haya conocido. Y seguramente la más dura, pájara incluida, realizada hasta la fecha. El calor tuvo bastante de culpa, pero ya era hora de no tener disculpas para la mala calidad de las fotos y demás. Que si niebla, que si lluvia... ¡pues no! Sol radiante y calor, mucho calor.


El lugar: Los Puertos de Sejos y la ascensión al Cueto de la Concilla.

Distancia recorrida: 22 Kms 470 m.

Los datos de altitudes se ven en el siguiente gráfico:










... y un detalle de la situación en el mapa:











El recorrido empieza, unos 5 kms. pasado el pueblo de Saja en dirección al puerto de Palombera. Se coge esta pista:




















Comenzamos a subir a la altura de este bonito río. Uno de los afluentes que forman el nacimiento del río Saja.










Y empezamos a subir por caminos de este tipo:










Estas sombras se agradecen, pues ya comienza a calentar el sol.











El camino va subiendo en continuo zig-zag por un bosque de hayas con árboles tan llamativos como éste:












De vez en cuando también tenemos buenas vistas al río, aunque vamos ganando altura sobre él.





















En un punto del camino, nos encontramos con esta "cueva" natural formada por unos enormes bloques de piedra.











Y ya que de piedras hablamos... ¿que os parecen éstas?:










Son conocidas con el nombre de "Los Molinucos del Diablo".










Otra perspectiva diferente.










La parte de la sierra que separa el bosque de la zona de pastos, tiene este bonito colorido:










Cruzamos el río por este rústico puente:










Aunque tiene mucho encanto.










El río aquí es precioso.











Y mis fuerzas que empiezan a flaquear. Todo el camino sin comer y sin beber nada y las típicas sensaciones de pájara que se apoderan de mí (hambre atroz, "tembleque" en brazos y manos y ausencia total de fuerza en las piernas). Hacer un alto en el camino a "repostar" y el convencimiento de ser imposible alcanzar esa cumbre que se ve al fondo a la derecha y que era el objetivo, a priori, de la jornada. El Cueto de la Concilla.










Un par de fotos más, mientras hago un poco de tiempo en espera de recuperarme.










Superar con bastante dificultad la altura de esta cascada...










... para entrar en lo más fascinante de la ruta,"Los cantos de la Borrica".










Impresionantes moles rocosas que parece que alguien ha colocado en el medio de la pradera.








































Aquí, perfectamente integrados con el ganado.





















Se supone que son producto de la erosión con el paso del tiempo. En esta apreciaréis que tiene una placa recordando a... ¿ algún montañero fallecido? Lamento, por desconocimiento, no poder dar detalles fiables.










Su composición es una especie de conglomerado de pequeñas piedras tan extrañas como éstas:










Mientras sigo "flipando", se me estaba ocurriendo hacerle una trastada, pero creo que con las fuerzas que tengo, no conseguiría moverla.










Coqueto refugio a la sombra de una de las "piedrecillas" del lugar.










Pequeño descanso, ligera recuperación y con lógicas dudas, en busca de esa cima... ¿lo conseguiré?










Por falta de indicaciones no ha de ser.










En la subida pudimos comprobar que no solo nosotros éramos "animales en la montaña".










Esta parecía mirarme con cara de lástima, viendo lo justo que yo subía de fuerzas.










Esto... ¿serán vistas desde la cima?:










Parece ser que sí... la recuperación fue buena.











Claro que, no estaba todo hecho, había que volver. El regreso siempre es más fácil. En este caso, solo dejarse llevar por la corriente.










Últimas imágenes para recordar.










Y... ¿cómo decir que el retorno fue cansado, haciéndolo por parajes como éste?:










Las sombras del bosque, nos ayudaron bastante...










... a llegar al final.


Buen aparcamiento y camino a casa deseando volver a disfrutar de otro día de montaña... y si puede ser, ¡sin pájara!



Hasta la próxima.










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